
Cada 8 de diciembre, las familias campechanas celebran una peculiar festividad que marca el inicio de las celebraciones decembrinas: la Noche Buena Chiquita. Esta tradición, única en el estado de Campeche, tiene su origen en la devoción religiosa a la Virgen de la Inmaculada Concepción, pero con el paso del tiempo se ha convertido en una celebración familiar llena de armonía, amor y sabores tradicionales.
San Francisco de Campeche, una ciudad reconocida como Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 2002, es famosa por su rica herencia cultural que fusiona su arquitectura colonial con prácticas ancestrales. Y es en este contexto donde la Noche Buena Chiquita cobra especial relevancia. En lugar de la tradicional cena de Nochebuena, que se celebra el 24 de diciembre, los campechanos se reúnen una semana antes para disfrutar de una sencilla pero significativa cena en honor a la Virgen de la Inmaculada Concepción.
La celebración tiene lugar generalmente en la casa de los miembros más longevos de la familia, quienes invitan a sus hijos, nietos, bisnietos y amigos cercanos a compartir una noche de convivencia. El menú, aunque sencillo, está lleno de tradiciones locales: pan dulce como mojadas, riñones, pan francés, hojaldras y carnes frías como jamón, mortadela y queso Edam. En ocasiones, también se sirve pollo asado al carbón marinado con achiote y especias. La bebida principal es un chocolate artesanal preparado con cacao tostado, azúcar y canela, una receta heredada de generación en generación.
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Más allá de la comida, la Noche Buena Chiquita tiene un profundo significado cultural y social. Esta celebración, de origen religioso, también remonta sus raíces a la época de los grandes hacendados del puerto de Campeche. En aquellos tiempos, las mujeres que trabajaban como servicio en las casas recibían, a lo largo del año, su indumentaria en cuatro entregas. La fiesta del 8 de diciembre era la última de estas entregas, donde se completaba su ajuar con regalos como botas, sandalias de charol y rebozos, según el poder adquisitivo de los patrones.

Con el paso de los años, la Noche Buena Chiquita ha trascendido su origen religioso y se ha convertido en un evento fundamental para el patrimonio inmaterial del Estado. Más allá de la fe, es una oportunidad para que las familias se reúnan, celebren la unión y agradezcan por los beneficios del año.
Si alguna vez tienes la oportunidad de visitar la ciudad de San Francisco de Campeche, no puedes perderte la experiencia de vivir esta tradición única, que refleja el alma y la identidad del pueblo campechano.