El sabor del nacimiento: Meghli, el postre libanés que celebra la Navidad con especias y tradición

Más que un dulce, este budín de arroz especiado es el símbolo de la vida nueva en los hogares del Líbano, preparado tradicionalmente para honrar nacimientos y la llegada de la esperanza en las fiestas decembrinas.
Cuando diciembre llega a las montañas y costas del Líbano, los hogares se llenan de un aroma inconfundible y reconfortante que mezcla la canela, el anís y, sobre todo, la alcaravea. Mientras en occidente reinan el panettone o el tronco de chocolate, en la tradición libanesa el protagonista indiscutible de la mesa navideña es el Meghli (o Mogli). Este postre no es solo una delicia culinaria; es un ritual comestible cargado de simbolismo que une a las familias en torno al concepto del nacimiento.
El Meghli es, en esencia, un budín de arroz, pero dista mucho de la versión cremosa y láctea que conocemos en América Latina o España. Es un postre vegano (naturalmente, sin intención de serlo), oscuro, denso y profundamente aromático, que calienta el alma durante el invierno mediterráneo.

Un símbolo de fertilidad y nueva vida
El nombre “Meghli” proviene del verbo árabe que significa “hervido”, haciendo referencia a su largo proceso de cocción. Su origen está intrínsecamente ligado a la celebración de la vida. En la cultura libanesa, este postre se prepara y se sirve tradicionalmente cuando nace un bebé para celebrar la llegada de un nuevo miembro a la familia.
Por extensión teológica y cultural, el Meghli se convirtió en el postre por excelencia de la Navidad, pues celebra el nacimiento de Jesús. Cada ingrediente tiene un significado: el color marrón oscuro del budín (dado por las especias) simboliza la tierra fértil y la humildad; mientras que la decoración de frutos secos y semillas (que deben cubrir la superficie por completo) representa la fertilidad, la fuerza y la vida que brota de esa tierra.
El secreto está en la “Alcaravea”
Lo que hace único al Meghli es su perfil de sabor. La base es simple: harina de arroz, azúcar y agua. Sin embargo, la magia ocurre con la mezcla de especias llamada Krawya o alcaravea. Esta especia, familia del comino pero con un sabor más dulce y anisado, se combina con canela y anís en polvo.
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Además de su sabor, la alcaravea se ha utilizado históricamente en la medicina popular de Oriente Medio para ayudar a las madres lactantes y reducir la hinchazón, reforzando la conexión del plato con la maternidad y el nacimiento.
La corona de la celebración: Los toppings
Un buen Meghli no está completo sin su “cobertura”. El contraste de texturas es vital. El budín suave y frío se cubre primero con una capa generosa de coco rallado (que algunos dicen simboliza la nieve del invierno libanés). Sobre el coco, se esparce una mezcla de frutos secos que, tradicionalmente, se han dejado en remojo en agua fría horas antes para que estén tiernos y crujientes a la vez: almendras, nueces, pistachos y piñones.
Receta Tradicional de Meghli Libanés
Si deseas llevar un toque exótico y lleno de significado a tu cena de Nochebuena, aquí tienes la receta.
Ingredientes:
- 1 taza de harina de arroz (fina).
- 1 ½ tazas de azúcar (o al gusto).
- 2 cucharadas de alcaravea molida (Caraway).
- 1 cucharada de canela molida.
- 1 cucharadita de anís en polvo.
- 8 tazas de agua fría.

Para decorar (al gusto):
- Coco rallado.
- Almendras, nueces, pistachos y piñones (remojados previamente en agua fría y escurridos).
Preparación:
- Mezcla en frío: En una olla grande y profunda, mezcla la harina de arroz, el azúcar y todas las especias (alcaravea, canela, anís).
- Hidratación: Agrega el agua fría poco a poco mientras bates con un batidor de globo para disolver los ingredientes secos y evitar que se formen grumos.
- La cocción: Lleva la olla a fuego medio-alto. Aquí comienza el trabajo de paciencia: debes revolver constantemente (preferiblemente con cuchara de madera) para evitar que se pegue al fondo.
- El punto exacto: Cuando la mezcla comience a hervir (hacer burbujas grandes), baja el fuego. Continúa cocinando y revolviendo por unos 20-30 minutos. La mezcla espesará y tomará una textura suave y brillante.
- Servir: Vierte el budín caliente en copas individuales o en un platón grande. Deja enfriar a temperatura ambiente y luego refrigera (se come frío).
- Decoración: Justo antes de servir, cubre la superficie con el coco rallado y decora generosamente con los frutos secos escurridos.







