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Navidad en los Andes: Santurantikuy y Takanakuy, el rostro desconocido del festejo peruano

Lejos del pavo y la nieve, la Navidad en los Andes peruanos es una vibrante mezcla de fe, arte y catarsis. En Cusco, la Nochebuena se celebra con un mercado de santos y, en las provincias altas, la Navidad se recibe a puñetazos.

Cuando el mundo piensa en la Navidad, imagina nieve, villancicos y un ambiente de paz. Sin embargo, en el corazón de los Andes peruanos, la Navidad adopta formas únicas que fusionan el fervor católico con tradiciones ancestrales profundamente arraigadas. Si visitas Perú en diciembre, encontrarás que el epicentro del festejo no es solo Lima, sino la histórica ciudad de Cusco, donde la Navidad huele a incienso, suena a quechua y se siente en la efervescencia de sus mercados y rituales.

Foto: Dos Manos Peru Travel Blog

Santurantikuy: La “Venta de Santos” que toma la Plaza de Armas

La tradición más emblemática de Cusco ocurre cada 24 de diciembre. La Plaza de Armas se transforma en el Santurantikuy (una palabra quechua-española que significa “cómprame un santito”), la feria de arte popular y costumbrista más grande del país. Desde el siglo XVI, esta feria ha sido el punto de encuentro para cientos de artesanos, escultores e imagineros que descienden de las montañas para vender sus creaciones.

El objetivo principal es comprar todo lo necesario para el “Nacimiento” (pesebre) familiar. La estrella indiscutible del mercado es el “Niño Manuelito”, la representación andina del niño Jesús. Estas figuras son famosas por sus ojos de vidrio, paladar de espejo y cabello humano real (a menudo del primer corte de pelo de un niño). Los Manuelitos se venden con una variedad de atuendos, desde trajes incas hasta vestimentas mestizas, y a menudo se les representa con un pie sangrando, en alusión al sufrimiento futuro, un detalle que impacta a los visitantes.

El Nacimiento Andino: Alpacas y flora nativa

Visitar el Santurantikuy revela otra faceta del sincretismo peruano. Los nacimientos que se venden y arman en los hogares cusqueños difieren mucho del europeo. En lugar de musgo, se utiliza ichu (pasto andino) y flora nativa. Junto a la Sagrada Familia, no es raro encontrar figuras de llamas, alpacas y vicuñas. Los Reyes Magos a menudo están vestidos con ponchos, y los pastores llevan los trajes típicos de las comunidades de la sierra, adaptando el relato bíblico al paisaje andino.

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Takanakuy: La Navidad a puñetazos para empezar de cero

Quizás la tradición más impactante y desconocida para el turismo internacional ocurre lejos del centro de Cusco, en las provincias altas como Chumbivilcas. Allí, el 25 de diciembre se celebra el Takanakuy (quechua para “golpearse entre sí”). Esta festividad es un ritual de catarsis social y resolución de conflictos. Hombres, y a veces mujeres, de la comunidad se reúnen en la plaza principal para resolver sus rencillas a puño limpio.

Acompañados por música tradicional de Huaylias y vistiendo trajes elaborados con máscaras de lana y tocados de animales disecados, los contendientes se llaman por su nombre al centro del círculo. Las peleas son breves, supervisadas por “ronderos” (guardias comunales) y tienen reglas claras: no se puede atacar por la espalda ni golpear a un oponente caído. Al finalizar el combate, sea cual sea el resultado, los rivales deben darse un abrazo y una cerveza. La filosofía es simple: todos los problemas del año viejo deben resolverse, aunque sea a golpes, para que la comunidad reciba el Año Nuevo en paz y sin rencores.

Foto: The New York Times

Gastronomía: Panetón, chocolate y lechón

Aunque el Panetón (pan dulce italiano) y el chocolate caliente son una tradición nacional ineludible en la medianoche del 24, en los Andes la cena suele ser diferente. Si bien el pavo ha ganado popularidad, el plato central en la sierra suele ser el lechón al horno, cocido lentamente con especias locales. También es común encontrar tamales, humitas (similares a los tamales, pero dulces) y el tradicional ponche de leche, a veces con un toque de pisco para brindar por la Nochebuena.

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