El secreto nevado de México: La Navidad blanca en las Barrancas del Cobre

Cuando se piensa en la Navidad mexicana, la mente viaja a las posadas tradicionales. Sin embargo, en el norte del país se esconde una experiencia invernal que rivaliza con los paisajes alpinos: un viaje por las Barrancas del Cobre, en Chihuahua, donde la nieve transforma la Sierra Tarahumara en un paraíso blanco.

Un gigante dormido: Más profundo que el Gran Cañón
El Parque Nacional Barrancas del Cobre es un sistema de seis cañones interconectados en la Sierra Tarahumara, que son más largos y profundos que el Gran Cañón de Arizona. Aunque es un destino conocido para el ecoturismo, su faceta navideña es un secreto bien guardado. La forma más inmersiva de apreciar esta inmensidad es a través del tren ferroviario que recorre la sierra, uno de los recorridos más espectaculares del mundo.
El espectáculo invernal: La Sierra Tarahumara nevada
Visitar las Barrancas en diciembre o enero ofrece una transformación radical del paisaje. El clima frío de la sierra trae consigo nevadas que cubren los picos de las montañas, los pinos y los bordes del cañón. Viajar en el tren durante esta temporada ofrece vistas surrealistas: el silencio del desierto de Chihuahua da paso a un bosque alpino cubierto de nieve, creando una atmósfera navideña de paz y aislamiento que no se encuentra en ningún otro lugar de México.
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Divisadero: Aventura y cultura Rarámuri bajo cero
El recorrido ferroviario hace paradas clave en pueblos como Creel y Divisadero. En Divisadero, los viajeros pueden bajar para experimentar el Parque de Aventura Barrancas del Cobre. Aquí se encuentra uno de los teleféricos más largos del mundo, que cruza el cañón a cientos de metros de altura. También es el punto de encuentro con la cultura Rarámuri (Tarahumara), cuyos miembros, famosos por su resistencia sobrehumana, ofrecen artesanías y comida local adaptada al frío.
Una Navidad de contemplación y aventura
A diferencia de los destinos tradicionales, las Barrancas del CCobre no ofrecen un festival de luces, sino una Navidad de contemplación. Es una experiencia ideal para quienes buscan aventura (como tirolesas sobre el cañón nevado) o simplemente disfrutar del paisaje desde el vagón comedor del tren, mientras se observa uno de los paisajes más imponentes y desconocidos del invierno mexicano.






