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Más allá del Poutine: Fiddleheads, el tesoro de Canadá que solo se come en primavera

La gastronomía de Canadá es mucho más que miel de arce y Poutine. En las provincias marítimas y orientales, la primavera trae consigo un manjar estacional y poco conocido: los Fiddleheads (brotes de helecho). Este vegetal, que se ha convertido en un símbolo de la cocina atlántica, es un tesoro de la tierra que te conecta con la naturaleza y las tradiciones locales.

Foto: Gastronomía & Cía

El origen silvestre: La forma que anuncia la primavera

El nombre Fiddleheads proviene de su forma: son los brotes tiernos del helecho, que se enrollan como el cabezal rizado de un violín (fiddle). Su aparición en primavera, tras el largo y duro invierno canadiense, es un anuncio de que la estación cálida ha llegado. Su recolección es un ritual que se realiza a mano en los bosques de las provincias marítimas, como Nuevo Brunswick y Nueva Escocia, lo que garantiza su frescura y su sabor.

El secreto del sabor: Un cruce entre espárrago y espinaca

El sabor de los Fiddleheads es único y difícil de describir. Los chefs canadienses lo definen como un cruce entre el espárrago, la espinaca y el frijol verde, con un toque suave a nuez. Por su sabor y su textura, es un plato que se come hervido, salteado o encurtido, y se sirve como acompañamiento de salmón o como ingrediente principal en ensaladas.

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El peligro de la recolección y la advertencia sanitaria

Aunque los Fiddleheads son un manjar, su recolección tiene un riesgo. Al ser brotes de helecho, algunos de ellos pueden ser venenosos. Por ello, las autoridades sanitarias de Canadá advierten que solo se debe consumir la especie Matteuccia struthiopteris (Helecho Avellano), y que el vegetal debe ser hervido antes de su consumo. Su recolección es un arte que se ha transmitido de generación en generación en las comunidades indígenas.

Turismo gastronómico: Un viaje a los sabores estacionales

Los Fiddleheads se han convertido en un atractivo para el turismo gastronómico. Los viajeros que visitan Canadá en primavera tienen la oportunidad de probar un platillo que es un símbolo de la cultura atlántica. El plato se puede encontrar en los mercados locales y en los restaurantes más exclusivos de las provincias marítimas, lo que lo convierte en un viaje a los sabores estacionales del país.

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