Las 5 joyas sacras de Mérida: Un recorrido por la historia y la fe de Yucatán
La Catedral de San Ildefonso, la Iglesia de Jesús, Santa Lucía, la Ermita de Santa Isabel y San Juan Bautista brindan un viaje por la fe, la historia y la arquitectura

En el corazón de Mérida, La Catedral de San Ildefonso, la Iglesia de Jesús o Tercera Orden, Santa Lucía, la Ermita de Santa Isabel y San Juan Bautista son testigos silenciosos de siglos de historia que invitan a un recorrido imperdible para locales y turistas.
Anclada frente a la Plaza Grande, la Catedral de San Ildefonso es el símbolo religioso por excelencia de Mérida. Construida entre 1562 y 1598, ostenta el título de la catedral más antigua de la América continental. Su imponente fachada renacentista y sus austeros interiores albergan una obra de arte de profundo significado: el Cristo de la Unidad, una colosal escultura ubicada detrás del altar mayor.
A pocas cuadras, la Iglesia de Jesús, conocida también como la Tercera Orden, despliega el esplendor del barroco del siglo XVII. Erigida por la Compañía de Jesús, este tesoro meridano cautiva con sus retablos de madera dorada y un órgano antiguo, ofreciendo una experiencia que transporta a la época virreinal.
Desde el pintoresco barrio que lleva su nombre, la iglesia de Santa Lucía data de 1565, posicionándose como una de las más antiguas de la ciudad. Su fachada de estilo colonial sencillo esconde una historia de inclusión, ya que fue construida para servir a la población afrodescendiente durante la Colonia. Hoy, su vibrante parque es escenario de serenatas yucatecas y actividades culturales.
Hacia el sur del Centro Histórico, sobre la calle 66, la Ermita de Santa Isabel (siglo XVIII) se erige en una pequeña colina rodeada de jardines. Este sitio, que antiguamente marcaba el fin del camino a Campeche, es un remanso de paz donde la arquitectura religiosa dialoga armoniosamente con la naturaleza, creando un espacio único de simbolismo y devoción.
Finalmente, la Iglesia de San Juan Bautista, concluida en el siglo XVIII, se yergue frente al parque homónimo, en uno de los barrios más tradicionales de Mérida. Reconocible por su fachada ornamentada y su esbelta torre, este templo es epicentro de festividades populares y muy concurridas, como la celebración en honor a su santo patrono.
Estas cinco iglesias conforman un circuito arquitectónico y cultural que conecta distintas épocas de la historia yucateca. Más allá de su función litúrgica, son espacios vivos que acogen eventos religiosos, conciertos de música sacra, recorridos turísticos y celebraciones comunitarias, reforzando su papel fundamental en el tejido social de la capital yucateca.






