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María Sabina, la curandera mazateca que inspiró a artistas y cambió la visión del mundo sobre los hongos sagrados

Su sabiduría ancestral trascendió fronteras: de las montañas de Oaxaca a la cultura pop de los años 60, María Sabina se convirtió en símbolo del misticismo indígena y la medicina espiritual.

Nacida en Huautla de Jiménez, Oaxaca, María Sabina fue una curandera mazateca cuya práctica con los hongos psilocibios —a los que llamaba “niños santos”— atrajo a científicos, artistas y figuras internacionales como Walt Disney y John Lennon. Su legado perdura como un puente entre la espiritualidad indígena y la fascinación occidental por los estados alterados de conciencia.

Una mujer conectada con lo sagrado

María Sabina Magdalena García nació el 22 de julio de 1894 en Huautla de Jiménez, Oaxaca. Desde niña mostró una profunda conexión con el mundo espiritual, guiada por su abuela paterna, quien le transmitió los conocimientos medicinales de su pueblo. A los 14 años tuvo su primera experiencia con los hongos sagrados, momento que marcaría su destino como curandera.

Sus rituales, conocidos como veladas, combinaban cantos, plegarias y el uso de hongos psilocibios, empleados para curar enfermedades del cuerpo y del alma. Con el paso del tiempo, su fama trascendió las fronteras de su comunidad, atrayendo a curiosos y estudiosos de todo el mundo.

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El encuentro que cambió su destino

En 1955, el banquero y etnomicólogo Robert Gordon Wasson viajó a Oaxaca en busca de los secretos de los hongos alucinógenos. Tras conocer a María Sabina, participó en una de sus ceremonias, experiencia que describió años después en la revista Life. Su artículo, titulado “En las sierras de México, un banquero neoyorquino participa en antiguos ritos”, despertó el interés global por los rituales mazatecos.

Wasson relató visiones intensas y colores vibrantes durante el trance, afirmando que nunca había estado “tan despierto”. Aquella publicación colocó a María Sabina en el centro de atención del movimiento contracultural y la psicodelia de los años 60.

La chamana de los hippies y las estrellas

Tras la difusión del artículo, Huautla de Jiménez se convirtió en un destino místico para viajeros, artistas y celebridades que buscaban una experiencia espiritual. Se dice que entre los visitantes estuvieron Walt Disney, Aldous Huxley, Bob Dylan, Jim Morrison, y el propio John Lennon junto a Yoko Ono.

Aunque estas visitas ayudaron a consolidar su fama, también alteraron la tranquilidad de su pueblo y pusieron a prueba la vida de María Sabina, quien nunca se apartó de su humildad ni de su fe en los hongos sagrados como herramientas de sanación.

María Sabina murió el 22 de noviembre de 1985, pero su figura sigue viva como símbolo del conocimiento ancestral indígena y del poder espiritual de la naturaleza. Su nombre se asocia con la apertura de Occidente hacia la psicodelia, pero también con el respeto por los saberes tradicionales que conectan al ser humano con la tierra.

Hoy, su legado inspira investigaciones etnobotánicas, homenajes culturales y hasta el nombre de una nueva especie de luciérnaga descubierta en el Bosque de Chapultepec: Photinus mariasabinae.

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