Pecarí de labios blancos en Campeche: conservación comunitaria en la selva maya
Comunidades del sureste de México protegen al pecarí de labios blancos, especie en peligro de extinción, mediante manejo forestal y conservación de grandes extensiones de selva.

El pecarí de labios blancos, especie vulnerable y gregaria, encuentra refugio en la Reserva de la Biósfera de Calakmul y otras áreas protegidas gracias a la gestión comunitaria que combina conservación, ecoturismo y aprovechamiento forestal sostenible.
En el sureste mexicano, el pecarí de labios blancos (Tayassu pecari) se ha beneficiado de la protección y manejo de grandes extensiones de selva maya, especialmente en Campeche, Quintana Roo y Chiapas. Esta especie gregaria, que puede formar manadas de hasta 100 individuos, enfrenta amenazas por cacería y pérdida de hábitat.
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A pesar de ser un blanco de depredadores y cazadores, su comportamiento social lo convierte en un indicador de la salud de los bosques. Las poblaciones que persisten se encuentran en áreas remanentes de selvas tropicales húmedas, incluyendo la Reserva de la Biósfera Calakmul, la Sian Ka’an y otras regiones protegidas.
En Nuevo Becal, Campeche, los ejidatarios han destinado más de 50 mil hectáreas a conservación voluntaria (ADVC), combinando silvicultura comunitaria y certificaciones como la del Forest Stewardship Council (FSC) para proteger la biodiversidad. Gracias a estas acciones, se ha documentado la recuperación de manadas, algunas con hasta 60 ejemplares.
Investigadores destacan que el pecarí de labios blancos es más sensible a las perturbaciones que el jaguar, y su presencia indica un ecosistema en buen estado. Además, su conservación beneficia indirectamente a otras especies, al mantener el equilibrio en el bosque y favorecer la creación de microhábitats acuáticos mediante sus hondonadas para revolcarse.
En Noh-Bec, Quintana Roo, el manejo forestal comunitario protege 18 mil hectáreas de selva y combina aprovechamiento sostenible de madera y látex de chicozapote con proyectos de ecoturismo. Esto ha permitido que la cacería de subsistencia no amenace a las poblaciones de pecaríes, reforzando la conservación de esta especie vulnerable.