Aranceles de negociación – Aguas internacionales
AGUAS INTERNACIONALES - JOSÉ MIGUEL MARTÍNEZ

La nueva política del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es imponer aranceles a diestra y siniestra contra los países con los que quiere negociar; o, mejor dicho, a quienes quiere exigir algo. En este sentido, el pasado sábado 12 de julio la Casa Blanca anunció que, a partir del 1 de agosto, entrarán en vigor aranceles para México, Canadá y la Unión Europea, tres de los principales aliados de Estados
Unidos. En primer lugar, Trump impuso a México aranceles equivalentes al 30 por ciento pues, en sus palabras, el Gobierno mexicano no ha hecho lo suficiente para frenar el flujo de fentanilo hacia Estados Unidos; aunque el Gobierno mexicano ha sostenido negociaciones desde hace meses con sus contrapartes estadounidenses.
Por su parte, nuestra presidenta ha dicho que llegará a un acuerdo con Trump antes del primero de agosto. En respaldo, Marcelo Ebrard sostuvo que “México está en la mesa”. En su caso, Canadá tendrá que enfrentar el 35 por ciento de aranceles. Este aumento del 5 por ciento en comparación con México se debe a que, lejos de apoyar a Estados Unidos, Canadá amenazó con cortar el flujo de gas hacia su vecino del norte en cuanto le impusieron la primera ronda de aranceles. En contra ataque, ahora Trump vuelve a arremeter contra ellos. Respecto a la Unión Europea, el mandatario estadounidense comentó que la imposición arancelaria fue en represalia a los aranceles impuestos a los productos provenientes de Estados Unidos.
Agregó que, si desean que la guerra arancelaria termine, tienen que brindar “un acceso completo y abierto al mercado de Estados Unidos, sin que se cobre ningún arancel”. Para dotar a la situación de perspectiva, es importante tener en mente que México exporta más del 75 por ciento de sus productos a Estados Unidos. Canadá, por su parte, dirige más del 76 por ciento de sus exportaciones a su vecino del sur.
Por último, las exportaciones de la Unión Europea a Estados Unidos rondan el 40 por ciento, según datos del Observatorio de Complejidad Económica. Considerando los datos anteriores, es evidente que, más que usarlos como un instrumento económico de contención, Estados Unidos emplea los aranceles como un recurso político que le permite negociar con distintos gobiernos. Es decir que, para mantener la ventaja en las negociaciones, Trump impone aranceles a los países que mayor dependencia comercial tienen con su país.
Esta es una estrategia dentro de lo que se conoce como “poder duro”, el cual implica presionar, o ejercer coerción sobre otros Estados, ya sea de manera económica o militar. En general, Trump ejerce predominantemente esta modalidad del poder. Para entender esta modalidad de negociación, tenemos que remontarnos al 7 de abril, fecha en que Trump impuso aranceles a 187 países con el fin de “bajar el déficit comercial que existe”, aunque el objetivo real era obtener mejores condiciones para Estados Unidos en este y otros temas pendientes de negociación.
Indudablemente Trump viene a mover las cosas por la fuerza, pues está dando golpes para posicionar a Estados Unidos nuevamente en la cima, sin importarle sus aliados, amigos o países cuya economía depende del comercio con los norteamericanos. El Estados Unidos que “apoyaba” a los
demás ya no existe.