Municipios
Tendencia

Ruta de cenotes en Miguel Colorado, secreto mejor guardado de Campeche

Si buscas un destino fuera de lo común, con paisajes que roban el aliento y actividades para despertar tu espíritu aventurero

Entre la espesura de la selva campechana, donde el canto de las aves se mezcla con el susurro del viento y los rayos del sol apenas logran atravesar la densa vegetación, se esconde un paraíso que pocos viajeros conocen: los cenotes de Miguel Colorado. Este rincón del sureste mexicano es un tesoro natural que invita a reconectar con la tierra, respirar aire puro y sumergirse —literalmente— en un entorno de asombrosa belleza.

Ubicada a tan solo dos horas de la ciudad de Campeche y a una hora del tranquilo puerto de Champotón, la comunidad de Miguel Colorado ha apostado por el turismo sustentable y la conservación del entorno como su carta de presentación. Aquí, la aventura comienza de la mano de guías locales, guardianes del saber ancestral y del cuidado de este ecosistema único.

Una ruta de cenotes que cautiva

La llamada Ruta de los Cenotes comprende tres cuerpos de agua cristalina que destacan por su belleza, biodiversidad y particularidades geológicas: el Cenote Azul, el Cenote de los Patos y el misterioso Cenote K41. Cada uno de ellos ofrece una experiencia distinta, ideal para quienes buscan desconectarse del bullicio urbano y sumergirse —literal o metafóricamente— en la naturaleza.

Cenote Azul

Este es el más accesible y también el más popular. Con un diámetro aproximado de 250 metros y paredes de hasta 80 metros cubiertas de vegetación, el Cenote Azul es un imponente anfiteatro natural donde es posible practicar tirolesa, kayak o simplemente caminar por los senderos a su alrededor. El color turquesa del agua y el eco de la selva lo convierten en una experiencia difícil de olvidar.

Cenote de los Patos

A solo 400 metros del anterior se encuentra el Cenote de los Patos, hogar de una comunidad de patillos pijiji, patos migratorios que han hecho de este lugar su refugio. Aunque más pequeño —con un diámetro de 200 metros—, su encanto radica en la tranquilidad del entorno y la oportunidad de observar fauna en su hábitat natural.

Cenote K41

Ubicado en el kilómetro 41 de la antigua vía del tren que atraviesa la región, el Cenote K41 es el más profundo y enigmático de todos. Con una profundidad estimada de 115 metros, este cenote está parcialmente restringido debido a la presencia de colmenas de abejas africanas en sus paredes. Sin embargo, al atardecer, se convierte en un escenario mágico cuando cientos de murciélagos emergen en busca de alimento, regalando un espectáculo natural que corta la respiración.

Holdaris Selvera Tuz

Lic. En Ciencias de la Comunicación Egresada del Centro Universitario de Valladolid Experiencia como editora web en medios de comunicación

Artículos Relacionados

Back to top button