La escalofriante leyenda de los albañiles sepultados vivos en el Estadio Azteca
El Estadio Azteca, un ícono del fútbol mundial y orgullo de México, guarda entre sus muros más que solo historias deportivas. Detrás de su imponente estructura, construida entre 1962 y 1966, se oculta una leyenda urbana que ha pasado de boca en boca: la de los albañiles enterrados en sus cimientos.
Según esta macabra leyenda, durante la construcción del coloso, varios trabajadores fueron arrojados al colado de cemento, quedando sepultados vivos en el proceso.
Se dice que esta práctica, aunque terrible, tenía un propósito ritual: garantizar la solidez y la durabilidad del estadio. Inspirada en antiguas tradiciones de la región, la creencia era que una vida humana ofrecida en sacrificio daría fuerza a la estructura y la protegería por generaciones.
Los rumores van más allá, sugiriendo que en algunos casos, los propios compañeros de trabajo conspiraban para seleccionar a la víctima, asegurándose de que fuera alguien sin familia cercana para que nadie lo extrañara. Bastaba un simple pretexto, como pedirle que recogiera una herramienta o revisara un detalle menor, para que en un descuido, el infortunado fuera sepultado bajo toneladas de cemento.
Aunque estas historias no han sido verificadas y permanecen en el terreno de la especulación, lo cierto es que durante la construcción del Estadio Azteca se reportaron numerosas desapariciones en la Ciudad de México, alimentando aún más el misterio.
Hoy en día, mientras miles de fanáticos llenan las gradas del Estadio Azteca para celebrar los triunfos deportivos, pocos conocen o recuerdan esta inquietante leyenda.
Sin embargo, para aquellos que han escuchado estas historias, el coloso de Santa Úrsula no solo alberga goles y victorias, sino también los ecos de almas perdidas que, según la tradición, protegen silenciosamente la monumental obra que se levanta sobre ellas.