Primeros deportados llegan a Tijuana; “nos agarraron trabajando”, cuentan
Veinticuatro hombres que aseguraron ser trabajadores de plantíos en Denver, Colorado, llegaron esta noche a la garita de El Chaparral, en Tijuana, Baja California, luego de ser detenidos esta mañana por autoridades migratorias de Estados Unidos. Los deportados, en su mayoría originarios de países de América Latina, cruzaron el puente fronterizo caminando, con las temperaturas bajo cero y la sensación de incertidumbre marcada por el cambio en las políticas migratorias bajo la administración de Donald Trump.
“Hoy nos deportaron. Nos agarraron trabajando. Cuando entró Trump, nos arrestaron”, manifestaron los hombres a EL UNIVERSAL al salir del centro de detención con los documentos que los identifican como deportados, junto con las pulseras que se les colocaron al ser procesados. A pesar de que algunos intentaron no mostrar su frustración, las caras de cansancio y miedo hablaban por sí solas.
La deportación, que marca el inicio de una serie de medidas más estrictas contra la migración, fue una de las primeras implementadas bajo el mandato del presidente Donald Trump, quien asumió el cargo el pasado lunes. Estas acciones son parte de su promesa de campaña de llevar a cabo una “gran deportación” de migrantes indocumentados, particularmente aquellos que han sido arrestados en el país mientras trabajaban o residían sin los papeles correspondientes.
Los migrantes deportados fueron arrestados en diferentes puntos de Estados Unidos el martes pasado, cuando los servicios de inmigración de ese país iniciaron un operativo masivo en diversas ciudades. De acuerdo con Tom Homan, responsable de políticas migratorias de la nueva administración, los arrestos formaron parte de un plan para reforzar las medidas de control migratorio y cumplir con las promesas de Trump de disminuir la presencia de inmigrantes indocumentados.
El proceso de deportación fue descrito por los migrantes como deshumanizante. Algunos, que llegaron con pocos efectos personales, afirmaron que al momento de su detención no se les permitió conservar más pertenencias que aquellas que portaban en ese momento. “No nos dejaron ni siquiera llevar nuestras maletas”, explicó uno de los deportados, quien solo cargaba una pequeña bolsa de mano con lo más básico.