Alerta nuclear: China carga más de 100 misiles en sus silos y rechaza el control de armas

Un informe del Pentágono revela que Pekín ha acelerado su modernización militar cargando cohetes DF-31 en sus bases estratégicas. Pese a los intentos de la administración Trump por negociar, el gigante asiático no muestra interés en limitar su arsenal.
La carrera armamentística ha entrado en una fase crítica. Según el borrador de un nuevo informe del Departamento de Defensa de Estados Unidos (Pentágono), es probable que China ya haya cargado más de 100 misiles balísticos intercontinentales (ICBM) en sus tres principales campos de silos, confirmando los temores de Washington sobre la rápida expansión militar de la potencia asiática.

El documento destaca que China está modernizando y ampliando su arsenal nuclear a una velocidad superior a la de cualquier otra potencia mundial. En concreto, los analistas de defensa señalan que los misiles desplegados son probablemente del modelo DF-31, propulsados por combustible sólido, lo que les otorga una capacidad de lanzamiento más rápida y difícil de detectar.
“Sin apetito” para negociar
El hallazgo choca frontalmente con las aspiraciones diplomáticas de la Casa Blanca. El mes pasado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sugirió que podría estar trabajando en un plan trilateral de desnuclearización junto con China y Rusia. Sin embargo, el informe del Pentágono, al que tuvo acceso la agencia Reuters, pinta un panorama muy distinto: Pekín no tiene ningún deseo de entablar conversaciones sobre el control de armamentos. “Seguimos sin ver apetito por parte de Pekín para asumir tales medidas o discusiones más amplias sobre el control de armas”, sentencia el texto, evidenciando la desconexión entre la diplomacia y la realidad en el terreno.
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La respuesta de Pekín: “Difamación”
Aunque el Pentágono ya había informado previamente sobre la construcción de estos campos de silos, esta es la primera vez que se ofrece una estimación sobre el número de misiles cargados y operativos. Ante estas filtraciones, el gobierno chino ha reaccionado con dureza. Pekín describió las informaciones sobre su pertrechamiento como esfuerzos deliberados de Estados Unidos para “desprestigiar y difamar a China y engañar a la comunidad internacional”, argumentando que su política de defensa es de naturaleza disuasoria.
Hasta el momento, ni el Pentágono ni la embajada de China en Washington han respondido oficialmente a las solicitudes de comentarios sobre los detalles específicos del borrador. Este desarrollo añade una nueva capa de tensión a la ya compleja relación entre las dos superpotencias.





