Trump usa mensaje a la nación para endurecer discurso contra migrantes
El presidente atribuye a la migración el deterioro del bienestar y la seguridad en Estados Unidos

Migración como narrativa de crisis nacional
En su discurso, Trump acusó a administraciones anteriores de haber gobernado en favor de “inmigrantes indocumentados, criminales profesionales y naciones extranjeras”, a quienes responsabilizó de la pérdida de bienestar del pueblo estadounidense. Afirmó que ciudades y comunidades fueron “inundadas” por migrantes, lo que —según su postura— habría impactado negativamente en los ahorros familiares, los servicios públicos y la seguridad ciudadana.
El mandatario sostuvo que dichas políticas permitieron la liberación de “niveles de delincuentes violentos nunca antes vistos”, generando un escenario que calificó como “horrible” tanto dentro como fuera del país.
Frontera y deportaciones
Trump aseguró que su administración heredó “la peor frontera del mundo” y que, en pocos meses, logró convertirla en “la más fuerte de la historia” de Estados Unidos. En ese contexto, afirmó que en los últimos siete meses no ha habido cruces de migrantes por la frontera sur, y destacó un incremento en las deportaciones de personas con antecedentes criminales.
“Estamos deportando criminales y devolviendo la seguridad a nuestras ciudades más peligrosas”, declaró el presidente durante su mensaje.
Señalamientos a la administración Biden
El jefe del Ejecutivo responsabilizó directamente al gobierno de su antecesor, Joe Biden, de permitir el ingreso masivo de migrantes indocumentados, a quienes volvió a vincular —sin presentar pruebas— con el crimen organizado, la violencia y la presión sobre los servicios públicos.
Asimismo, Trump afirmó que sus políticas han comenzado a generar una “migración inversa”, con personas no nacidas en Estados Unidos regresando a sus países de origen como consecuencia de las medidas implementadas por su administración.
Contexto político
El mensaje refuerza el papel central que la migración ocupa en la agenda política del actual gobierno, así como el uso del discurso de seguridad y orden como eje de comunicación presidencial, en un escenario marcado por la polarización y el debate sobre derechos humanos, políticas fronterizas y responsabilidad institucional.





