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De Huitzilopochtli a la Nochebuena: La historia oculta del nacimiento de la Navidad Mexicana

Mucho antes de los villancicos, en estas tierras se celebraba el nacimiento del Dios Sol en diciembre. Descubre cómo una estrategia política y religiosa en el siglo XVI transformó el culto azteca en las Posadas que conocemos hoy.

Cuando las familias mexicanas se reúnan esta noche para romper la piñata y pedir posada, estarán participando, sin saberlo, en un ritual de sincretismo que tiene más de 400 años de antigüedad. La Navidad en México no es una copia de la celebración europea ni estadounidense; es una ingeniería social y teológica diseñada en el siglo XVI para sustituir una de las fiestas más importantes del Imperio Azteca: el Panquetzaliztli.

Foto: Nahualcalli

El nacimiento del Dios Sol

Los historiadores coinciden en un dato fascinante: el calendario mexica y el cristiano tenían una coincidencia cósmica. Justo en el solsticio de invierno (hacia finales de diciembre), los aztecas celebraban el nacimiento de Huitzilopochtli, el dios de la guerra y el sol. Durante el Panquetzaliztli (“Levantamiento de banderas”), el pueblo ayunaba, organizaba carreras y encendía fogatas para honrar la llegada del sol que vencía a la oscuridad. Los frailes españoles, al llegar, se dieron cuenta de que sería imposible erradicar esta fiesta arraigada, por lo que decidieron “hackearla”.

Acolman: El laboratorio de la Navidad

En 1587, Fray Diego de Soria, prior del convento de San Agustín de Acolman (en el actual Estado de México), obtuvo un permiso del Papa Sixto V para celebrar las llamadas “Misas de Aguinaldo”. La estrategia fue maestra: aprovecharon los días de la fiesta azteca (del 16 al 24 de diciembre) para introducir la historia del peregrinaje de José y María. Así, sustituyeron el culto a Huitzilopochtli por la espera del Niño Jesús. Lo que antes eran carreras ceremoniales, se transformaron en las procesiones de “pedir posada”.

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La Piñata: Una herramienta de evangelización

En este contexto nació la piñata, el elemento más icónico de la Navidad mexicana. Lejos de ser un simple juego, fue creada como una lección visual de catecismo para los indígenas:

  • Los 7 picos: Representaban los siete pecados capitales.
  • El palo: La fuerza de la virtud para romper el mal.
  • La venda en los ojos: La fe ciega.
  • Los dulces y frutas: Las gracias y bendiciones que caen al vencer el pecado.

Una identidad única en el mundo

Gracias a este cruce histórico, México desarrolló una Navidad única. Mientras en el resto del mundo la celebración se centra en el día 25, en México la fiesta “explota” el día 24 con una carga social y comunitaria (las posadas) que no existe en España ni en otros países católicos. Esta Nochebuena, al encender las luces de bengala, estamos repitiendo el eco de aquellas fogatas antiguas, celebrando una fiesta que sobrevivió gracias a la capacidad de nuestro pueblo de mezclar dos mundos para crear una identidad nueva.

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