Opinión

Siempre estuvieron aquí: “Las calladas del Boom”

Constelaciones Lectoras/Por: Rosely E. Quijano León.

Hay libros que se deben abrir cuando surge una polémica en las redes sociales. Ese libro es “Las calladas del boom” de Evelina Gil publicado por la editorial Nitro/Press. Este libro que desmiente al director del Fondo de Cultura Económica Paco Ignacio Taibo II, quien ha hecho lamentables declaraciones sobre, según él, la poca “calidad literaria” de las mujeres escritoras, especialmente durante el fenómeno editorial conocido como el “boom latinoamericano”, el que puso en la mira del todo el mundo a escritores como García Márquez, Vargas Llosa, Cortázar, Fuentes, Donoso, entre otros, todos hombres.

El boom fue un momento de renovación estética y una proyección internacional sin precedentes, pero que se consolidó privilegiando ciertas voces sobre otras, casi siempre masculinas.

El boom fue, en parte, una operación editorial, una red de amistades y complicidades, un canon en formación que dejó fuera a decenas de mujeres que escribían, experimentaban y publicaban al mismo tiempo que sus colegas hoy consagrados.

Lo dice muy bien la escritora argentina Luisa Valenzuela: “Nos dieron vuelta a la página. Borrón y cuenta nueva dijeron y fuimos nosotras las borradas…”.

¿Dónde estaban las escritoras mientras el mundo entero leía a los consagrados del boom que ya todos conocemos? ¿Realmente no hubo textos de calidad escritos por mujeres durante esa época?

“Las calladas del boom” es el resultado de una exhaustiva investigación documental que por años llevó a cabo su autora y en la cual no solo recupera nombres, recupera territorios literarios, estilos, apuestas narrativas y trayectorias vitales de 20 autoras que pertenecieron -de manera inequívoca- a esa generación.

El boom fue una estrategia de marketing editorial que las opacó a ellas, mientras ellos ocupaban portadas, eran traducidos y viajaban por todo el mundo, las escritoras publicaban novelas igual de lúcidas, audaces y experimentales. No lo hacían al margen, sino dentro del mismo clima histórico: dictaduras, exilios, revolución, búsquedas formales, rupturas lingüísticas, preguntas sobre la identidad y el cuerpo.

El libro de Gil funciona como un mapa: una respuesta documentada frente a la narrativa de que “no había escritoras” y no se limita a hacer un recuento; articula una genealogía. Entre las autoras que recupera, destacan voces como: Elena Garro, Rosario Castellanos, María Luisa Bombal, Josefina Vincens, Elena Poniatowska, Silvina Ocampo, Clarice Lispector, Cristina Peri Rossi, entre otras.

Recuperarlas no es un gesto simbólico: es una deuda histórica y a la vez una nueva mirada a una de las etapas más gloriosas de las letras latinoamericanas. Es ampliar el canon y mostrarles a las nuevas generaciones que ellas siempre estuvieron aquí.

Publicaron, innovaron, dialogaron entre ellas y con sus contemporáneos. Su ausencia en las listas no es evidencia de inexistencia; es evidencia de exclusión.

Traerlas hoy a la luz es un acto de justicia literaria. Significa devolverles a estas autoras el lugar que siempre debieron ocupar.

El libro es también una invitación a construir un canon más honesto con su propia historia. Uno donde las mujeres no aparezcan como excepción.

Porque estuvieron ahí. Porque escribieron. Porque su obra merece, hoy más que nunca, ser leída en voz alta.

(*) Fragmento de la ponencia leída en el XXVIII Congreso Internacional de Literatura Mexicana de UC Mexicanistas, en el marco de la FIL Guadalajara.

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