Jolchoch, el sabor que une generaciones en Campeche
El jolchoch, o xec, es una de esas preparaciones que cuentan la historia de un lugar sin necesidad de palabras.
El jolchoch, o xec, es una de esas preparaciones que cuentan la historia de un lugar sin necesidad de palabras. En Campeche, esta mezcla de frutas frescas ha trascendido generaciones como una botana que refresca, alegra y reúne. Su nombre maya, que alude a un “revoltijo”, captura con exactitud el espíritu libre y espontáneo de este platillo.
Su encanto radica en la sencillez: la combinación de naranja agria, jícama, toronja y otros ingredientes según la temporada crea un contraste vibrante entre lo cítrico, lo dulce y lo crujiente. Cada bocado es una explosión que refresca el paladar en los días calurosos del sureste, pero también un recordatorio de cómo la cocina tradicional se adapta sin perder identidad.
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Además de ser una botana cotidiana, el xec guarda un valor cultural profundo. Se prepara en festividades, reuniones familiares o como acompañante de la vida diaria, convirtiéndose en un símbolo de convivencia. Lo que para muchos es solo un plato sencillo, para los campechanos representa memoria y pertenencia.
Hoy, mientras nuevas tendencias gastronómicas buscan reinterpretar sabores locales, el jolchoch continúa firme en su lugar, recordando que los clásicos no pasan de moda. Su permanencia demuestra que lo auténtico siempre encuentra la manera de mantenerse vigente.



