Opinión

Uno pensaría…

AGUAS INTERNACIONALES - José Miguel Martínez

Uno pensaría que, después de lo que se vivió en el Holocausto, ya no habría genocidios en el mundo. Uno pensaría que, con la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ya no habría guerras. Uno pensaría que, después de encontrar la democracia, ya no habría dictaduras.

Pero bueno, aquí estamos, con un panorama internacional que nos demuestra que las instituciones supranacionales y la historia no tienen mayor utilidad que un bonito florero. No aprendemos y tampoco intentamos evitar los errores del pasado.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill, primer ministro inglés, recorrió los campos de concentración en Alemania y Polonia. A su regreso, describió lo atestiguado -durante una entrevista con la BBC- como “a crime without a name” (“un crimen sin un nombre”). Para 1948 se creó la “Convencion para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio”, sumándose a los crímenes internacionales ya existentes.

Con un instrumento internacional como la convención anterior, uno pensaría que el genocidio, después de las lecciones que dejó el Holocausto, sería cosa del pasado. Pero no… Nos encontramos en pleno siglo XXI y los genocidios siguen ocurriendo.

Incluso peor, ahora son vitalizados, transmitidos en tiempo real para el mundo entero a través de las redes sociales y otros medios de comunicación. Ejemplos actuales nos sobran: Israel en Gaza, Nagorno Karabaj, Myanmar, Etiopía, Sudán, China y Nigeria.

Todos los genocidios recién mencionados se basan en conflictos por etnia o raza y la mayoría por religión. Uno pensaría que ya no pasa eso, pero volvemos al punto; nos equivocamos.

Lo que me parece más increíble es que la comunidad internacional no haga nada mientras estos genocidios ocurren a plena luz del día. El genocidio de China, en especial, cobra relevancia pues se trata de un Estado que además de ser potencia mundial, es uno de los miembros permanentes en el Consejo de Seguridad de la ONU. Abusando de este rango, cualquier decisión que se tome en su contra puede ser vetada por la misma China.

Sin irnos más lejos, hace unos meses Trump, presidente de Estados Unidos, comentó que, si el Gobierno de Nigeria no hacía nada para detener le genocidio de cristianos en su territorio, suspenderá toda la ayuda internacional que le da al país africano. Incluso amenazó con una respuesta militar a la crisis.

Por su parte, el Gobierno nigeriano, de la mano del presidente Bola Tinubiu, negó el genocidio. No sin antes comentar que no responderá a amenazas, pero sí a ayuda de gobiernos extranjeros.

Me parece impresionante que en pleno 2025, y con organismos internacionales como la ONU, sumado a las múltiples convenciones de derechos humanos y los cientos de ONG que existen, sigamos hablando de crímenes tan fuertes y lascivos para la humanidad como el genocidio. Me queda más que claro que no hemos aprendido nada de la historia. Uno pensaría que después de lo vivido, se aprende…uno pensaría.

Finalmente, quiero darme este último espacio para comentarles, queridos lectores, que llevo ya un año escribiendo para ustedes y no tengo más que palabras de agradecimiento para ustedes que me leen, para el periódico El Momento, que me da la oportunidad y el privilegio de escribir en sus hojas y a todos los que me han acompañado en este camino. Es de verdad un honor y un privilegio estar aquí. ¡Muchas muchas GRACIAS!

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