¿Pavo? No, gracias: La curiosa obsesión de Japón por comer pollo frito en Navidad

Lejos de los asados tradicionales, millones de familias japonesas celebran el 25 de diciembre con cubetas de KFC, una costumbre nacida de una campaña de marketing que se convirtió en ley.
Si uno viaja a Tokio, Osaka o Kioto durante la víspera de Navidad, no encontrará a la gente horneando pavos o preparando pierna de cerdo. En su lugar, verá filas kilométricas dando la vuelta a la esquina frente a los establecimientos de Kentucky Fried Chicken (KFC). En Japón, la Navidad tiene sabor a las once hierbas y especias del Coronel Sanders, un fenómeno cultural único en el mundo que ha desconcertado a los occidentales durante décadas.
Esta tradición, conocida localmente como “Kurisumasu ni wa Kentakkii” (Kentucky para Navidad), no es una costumbre milenaria, sino el resultado de una de las campañas de marketing más exitosas de la historia moderna, que logró llenar un vacío cultural en un país donde apenas el 1% de la población es cristiana.

El origen: Una mentira piadosa y un gerente visionario
La historia se remonta a 1970, cuando Takeshi Okawara, gerente del primer KFC en el país, escuchó a unos extranjeros lamentarse de no poder encontrar pavo en Japón para celebrar sus fiestas. Okawara tuvo una epifanía: si no hay pavo, el pollo frito es el sustituto más cercano.
En 1974, la marca lanzó la campaña nacional “Kentucky para Navidad”. La leyenda urbana cuenta que Okawara promocionó el pollo frito como una tradición estadounidense estándar, algo que no era cierto, pero que el público japonés, ávido de adoptar costumbres occidentales tras la posguerra, aceptó con entusiasmo. La campaña fue tan efectiva que hoy en día se estima que 3.6 millones de familias japonesas comen en KFC durante estas fechas.
El “Party Barrel” y la anticipación
En Japón, esto no se trata de “comida rápida” ordinaria. El menú navideño de KFC es un evento de lujo. Las familias reservan sus “Party Barrels” (Barriles de Fiesta) con hasta dos meses de antelación para evitar las colas de horas.
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Estos paquetes especiales no solo incluyen piezas de pollo, sino que se han adaptado al paladar local, incluyendo ensaladas, platos gratinados y, fundamentalmente, el tradicional pastel navideño japonés (Christmas Cake): un bizcocho esponjoso cubierto de crema batida y fresas frescas. El precio de estos paquetes puede superar los 40 dólares, convirtiendo la cena en un banquete festivo.
Karaage: La alternativa casera
Para aquellos que no logran reservar su cubeta o prefieren cocinar en casa, la opción predilecta es el Karaage, el pollo frito al estilo japonés. A diferencia del pollo occidental, el Karaage se marina profundamente antes de freírse y se reboza con fécula de patata, lo que le da una textura ultra crujiente y ligera.
Aquí te presentamos la receta para llevar el sabor de la Navidad japonesa a tu mesa:
Ingredientes:
- 500g de contramuslos de pollo (deshuesados y con piel), cortados en trozos de bocado.
- 2 cucharadas de salsa de soja.
- 1 cucharada de sake (o vino blanco seco).
- 1 cucharadita de jengibre fresco rallado.
- 1 diente de ajo rallado.
- Fécula de patata (Katakuriko) o maicena para rebozar.
- Aceite vegetal para freír.

Preparación:
- Marinado: En un bol, mezcla la salsa de soja, el sake, el jengibre y el ajo. Añade el pollo y masajea bien para que absorba los sabores. Deja marinar en el refrigerador por al menos 30 minutos.
- Rebozado: Escurre ligeramente el exceso de líquido del pollo. Pasa cada trozo generosamente por la fécula de patata, asegurando que quede cubierto una capa blanca y fina.
- Doble fritura: Calienta el aceite a 160°C. Fríe el pollo por unos 3-4 minutos hasta que esté cocido pero pálido. Retíralo y deja reposar 3 minutos (esto cocina el interior con el calor residual).
- El toque final: Sube la temperatura del aceite a 190°C. Vuelve a freír el pollo durante 1 minuto hasta que esté dorado y muy crujiente. Sirve con limón y mayonesa japonesa.






