
¿Nos quedamos sin combustible creativo en la lucha libre? Esto es lo que dicen diversos medios y creadores de contenido, que alertan sobre la posible escasez de productividad en términos de organización de carteles que llamen la atención o mantengan la expectativa a tope, como lo hacían antes.
Poniéndonos el saco del espectador que ha seguido el espectáculo de la lucha desde por ahí de los años ochenta, podemos experimentar cierta nostalgia por aquellas historias donde la censura se usaba con menos rigor.
Siguiendo ese enfoque, abrimos el baúl de los recuerdos para observar historias con un tinte de adrenalina y locura pura que encantaban con sus tramas a los fanáticos.
Vince McMahon, empresario que fue promotor y fundador de la empresa más importante en la historia del medio, la WWE, entendió mejor que nadie las reglas del juego, ya que desde su formación como anunciador en la empresa de su padre logró perfilar sus anhelos para edificar un espacio donde pudieran combinarse tramas con personajes capaces de ejecutarlas, logrando así shows exitosos.
En la lista de esos personajes, por nombrar algunos, tenemos a leyendas del medio como Hulk Hogan, Steve Austin, Rey Mysterio, Eddie Guerrero, Undertaker, Batista, Dwayne Johnson —mejor conocido como “The Rock”, quien sigue triunfando en Hollywood—, el vigente campeón intercontinental John Cena e incluso el mismo McMahon fungiendo como protagonista.
Y respecto de las tramas, encontramos desde luchas en jaula, destrucción de coches, peleas masivas, pirotecnia excesiva, y la presencia constante de famosos en los combates, como es el caso de Donald Trump, Cyndi Lauper, Mike Tyson o Bad Bunny, por mencionar algunos.
También destacan las historias en los vestidores y los ataques fuera del ring entre los gladiadores; por ejemplo, cuando Triple H, quien actualmente dirige la empresa, hace una visita sorpresa a la casa de Randy Orton, en la cual se arma una de las cápsulas más recordadas en la historia de la lucha, que hoy en día cuenta con más de veinte millones de vistas en internet.
Con estos antecedentes, es difícil creer que la empresa que ha sabido cómo manejar el producto durante décadas hoy esté padeciendo de ese enlace creativo con sus fanáticos.
Y aunque no es la primera vez en su historia que atraviesa una situación similar, esta ocasión parece que la curva de aprendizaje es más larga de lo esperado.
En mi siguiente columna hablaré de las acciones concretas que los organizadores han llevado a cabo para contrarrestar esta carencia productiva.







