El objeto interestelar 3I/ATLAS rompe esquemas: imágenes desde Marte y primera detección de señal de radio
La sonda Tianwen‑1 de la China National Space Administration captó al objeto desde 30 millones de km, mientras el radiotelescopio MeerKAT registró por primera vez señales emanadas del objeto.

El cuerpo interestelar 3I/ATLAS, descubierto el 1 de julio de 2025 por el sistema ATLAS survey en Chile, fue captado recientemente por la sonda Tianwen-1 de la China National Space Administration (CNSA), que lo observó desde una distancia aproximada de 30 millones de kilómetros en su trayecto cerca de Marte. Las imágenes muestran un núcleo brillante y una coma gaseosa, lo que confirma su naturaleza cometaria desde otra estrella.
Pero a la par de la imagen óptica, la comunidad científica registró algo aún más revelador: por primera vez en un objeto interestelar se captaron líneas de absorción de OH (hidroxilo) en frecuencias de 1665 y 1667 MHz mediante el radiotelescopio MeerKAT en Sudáfrica. Estas señales implican la presencia de agua sublimándose o interactuando en la coma, lo que otorga una ventana directa a su composición química.
El hallazgo de las líneas OH, contrario a las expectativas iniciales, muestra que el objeto está exhibiendo actividad típica de cometas — aunque con particularidades que lo diferencian: su velocidad (~58 km/s según estimaciones iniciales) y trayectoria hiperbólica lo sitúan como visitante galáctico con origen desconocido.
Asimismo, se suman otros indicios curiosos: imágenes recientes detectaron que 3I/ATLAS no presenta una cola tan marcada como se esperaría para un cometa que pasa cerca del Sol, lo que ha intensificado la especulación sobre si posee una estructura o composición poco usual.
La convergencia de múltiples misiones y métodos de observación —orbitales (Tianwen-1, además de ESA TGO/ExoMars) y de radioastronomía terrestre (MeerKAT) — posicionan a 3I/ATLAS como un laboratorio natural único para entender cuerpos formados fuera de nuestro sistema solar.
El escenario se vuelve aún más prometedor porque el objeto se acercará notablemente a la Tierra el 19 de diciembre de 2025, lo que permitirá nuevas mediciones y podría materializar un “diciembre histórico” para la ciencia astronómica. Incluso si no se trata de artefacto tecnológico, como algunos han sugerido, su estudio abre una puerta hacia la comprensión de sistemas estelares distintos al nuestro.







