¿La mejor película de la saga? Predator: Badlands podría ser la sorpresa del año
Dan Trachtenberg explicó que el mayor desafío de Predator: Badlands fue manejar una película casi totalmente creada con efectos visuales.

El cineasta Dan Trachtenberg, conocido por su trabajo en Prey (2022), se adentra en el proyecto más ambicioso de su carrera con Predator: Badlands, una película que reinventa la franquicia al desarrollarse en un planeta alienígena sin presencia humana. En entrevista con SlashFilm, el director confesó que el mayor reto de la producción fue la magnitud de los efectos visuales, que dominaron casi la totalidad del filme.
Una película construida casi por completo con CGI
Trachtenberg explicó que Predator: Badlands se apoya casi íntegramente en la tecnología digital. “Quizás haya entre 10 y 15 planos que no sean efectos visuales en toda la película”, comentó. La historia sigue a Dek (interpretado por Dimitrius Koloamatangi), un joven Yautja marginado que viaja al planeta Genna para cazar a una criatura invencible conocida como The Kalisk. En su travesía, forma una inesperada alianza con Thia (Elle Fanning), una androide de la corporación Weyland-Yutani, y con Bud, un simio espacial indestructible.
El entorno alienígena, repleto de flora y fauna creadas digitalmente, exigió que la mayoría de las escenas se filmaran frente a pantallas verdes. “Cuando estás en el set, tienes que usar mucho la imaginación, del tipo: ‘Esto va a sonar así o asá’”, explicó el realizador, señalando que la experiencia fue tan abrumadora como estimulante.
Una experiencia abrumadora y un proceso técnico sin precedentes
El director reconoció que nunca había trabajado con un volumen tan alto de efectos visuales. Durante el rodaje, confió plenamente en su equipo de animadores y artistas de VFX para dar forma al universo de Badlands. La posproducción fue un proceso largo y absorbente, en el que recién pudo ver la verdadera identidad de la película cuando llegaron las primeras versiones completas de las escenas animadas.
“El rostro de Dek debía expresar emociones humanas bajo una máscara digital, y eso fue otro desafío”, explicó Trachtenberg. La complejidad técnica no solo afectó la parte visual, sino también el tono emocional de la historia, que debía mantenerse coherente a pesar del uso intensivo de animación.
El rostro del Predator y la fuerza de la interpretación
Uno de los retos más delicados fue integrar la actuación de Schuster-Koloamatangi con la animación facial del Predator protagonista. “El rostro de Demetrius estuvo en la película durante muchísimo tiempo, y su actuación fue increíble. Luego, cuando empezamos a incluir el rostro de Dek, la escena se sintió completamente diferente”, recordó el director.
Según Trachtenberg, los efectos visuales amplificaron la actuación del actor, permitiendo que el personaje mostrara matices de miedo, compasión y furia sin perder la esencia humana.
Una nueva frontera para la franquicia Predator
A diferencia de entregas anteriores, Predator: Badlands se aleja completamente de la Tierra para ofrecer un relato visualmente complejo y emocionalmente potente. Con una narrativa centrada en criaturas digitales y una estética más experimental, la cinta redefine el potencial cinematográfico del universo Predator y confirma a Dan Trachtenberg como uno de los realizadores más audaces del género de ciencia ficción.







