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La economía moral sigue firme: El Paquete 2026 no es cifra, es proyecto de nación

Por Jorge Sanén, Diputado de la Transformación

La Cuarta Transformación ha demostrado que otro modelo económico no solo es posible, sino que ya está funcionando. El sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador sentó las bases de una economía moral, que desplazó a la lógica neoliberal que durante décadas convirtió al presupuesto público en negocio de unos pocos.

Hoy, bajo el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum, el Estado retoma su papel como garante del bienestar y la justicia social, y eso se traduce en resultados medibles: crecimiento con estabilidad, reducción histórica de la pobreza y obras públicas que cambian vidas. En donde Quintana Roo es testigo de esa transformación.

En Quintana Roo, la economía moral ya se traduce en resultados visibles: más de 5,600 viviendas dignas comenzaron a construirse en Cancún y Chetumal para trabajadores con ingresos bajos; el Tren Maya ya opera con 12 estaciones en el estado y más de 700 mil pasajeros movilizados en su primer año; el Puente Vehicular Nichupté, con 11.2 km de longitud, beneficiará a 1.3 millones de personas en Cancún y estará listo en diciembre de 2025; y con el nuevo Aeropuerto Internacional de Tulum, el estado ahora tiene cuatro aeropuertos internacionales, fortaleciendo conectividad y desarrollo regional.

Todo esto es posible porque el dinero del pueblo se queda con el pueblo. No se aumentan impuestos, no se crean privilegios fiscales, no se rescata a los de arriba. Se invierte abajo, donde más se necesita. Y los resultados están a la vista. Quintana Roo hoy no es solo un destino turístico: es un territorio donde la transformación es real y medible.

¿Dónde está el corazón de este paquete? En reconocer que la salud, la educación o la vivienda no son gastos, sino inversión social. Esa es la diferencia entre el viejo régimen neoliberal que privatizaba derechos, y nuestro proyecto que los convierte en pilares del nuevo Estado de bienestar.

Y sí: no se sube el IVA ni el ISR. Se puede financiar el desarrollo nacional sin afectar el bolsillo de la gente.

¿Cómo? Aumentando ingresos mediante el combate frontal a la evasión fiscal, cerrando la puerta a las factureras, y eliminando privilegios fiscales como la deducción de cuotas del Fobaproa por parte de los grandes bancos. Además, se protege la economía real: el Plan México propone un nuevo impulso a la industria nacional, desde el calzado hasta el sector automotriz, recuperando soberanía productiva y empleo digno.

Y no menos importante, se continúa el rescate de Pemex. No por nostalgia, sino porque creemos en una empresa estratégica fuerte, al servicio del pueblo.

Desde el Congreso, quienes creemos en esta transformación histórica respaldamos con firmeza este proyecto. Porque no se trata solo de números, sino de futuro. Y en ese futuro, el pueblo de México seguirá siendo protagonista y destinatario del bienestar. La economía moral no es discurso: es resultados.

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