Lo que sueltas habla igual de ti que lo que sostienes. Somos libres de nuestras decisiones y dueños de las consecuencias.
A veces queremos que las cosas salgan exactamente como las planeamos, pero el universo tiene otros caminos trazados para nosotros.
Nos aferramos a una idea, a un resultado, y luchamos por mantener el control. Sin embargo, en lo profundo, puede que ese no sea el camino que realmente necesitamos. El universo, con su sabiduría infinita, nos lleva por rutas inesperadas, a menudo más desafiantes, pero llenas de aprendizajes valiosos.
Cuando los planes se desvían, puede que sea una señal de que algo más grande nos espera, algo que no habíamos imaginado. Aceptar este flujo nos permite descubrir oportunidades ocultas y crecer de formas que jamás habríamos anticipado.
A veces, lo inesperado es exactamente lo que necesitamos, solo que muchas veces el miedo a la zona de confort nos impide decirle “sí” a lo nuevo, y no deberíamos de temer, porque es lo que el universo ya tiene para nosotros y tarde que temprano va a suceder, solo nosotros decidimos si por el camino más largo o uno más corto.
Cuando surge una situación difícil, solemos intentar dominarla. No nos sentimos cómodos cuando el sufrimiento sale a la luz, queremos reprimirlo, ocultarlo. Y lo mejor que podemos hacer es dejar que salga a la superficie para así poder identificarlo claramente y abrazarlo.
Esto nos traerá transformación y alivio, porque cuando reconocemos las emociones y sensaciones difíciles, empezamos a sentir más paz. Cuando comprendemos que eso nos hace crecer, dejamos de tener miedo.
Al final, todo lo que no esté alineado a nuestra misión de vida, se irá de nuestra vida, así hagamos de todo por retenerlo, una fuerza más fuerte que nosotros cambiaremos el rumbo.
Elegimos una reencarnación por una razón, y la vida misma nos va mostrando el camino.
Tu cuerpo, tu familia, las experiencias que te han obligado a crecer, toda tu historia forma parte de un plan que tu alma eligió. Confía, escúchate, las catarsis nos obligan hacer sí o sí cambios en nuestra vida.
Es momento de que abraces toda esa incomodidad, fluye y confía que la vida quiere todo lo que está conectado con tu más alto bien.
Medita, ve hacia adentro, siente, llora y descansa.
Muchas veces olvidamos que el alma es la que lleva el timón de la vida, no el ego.
Es momento de dejar de sobrevivir, salir de modo avión, dejar que la vida misma nos guíe y confiar, que el camino dado es el correcto, que los tiempos que el universo marca son los correctos.
Si entendiéramos que las ataduras que nos ponemos son las mismas que nos quitan las bendiciones de las manos, nos permitiríamos fluir y soltar más… permítete brincar en la cama.
Haz el bien, que la vida tiene memoria. Gracias, gracias, gracias por estos meses, bienvenido último trimestre del año. A continuar caminando y evolucionando en nuevo cuerpo.
