
El sombrero de jipi-japa no es cualquier accesorio: es una obra de arte que nace en las manos de los artesanos de Bécal, Campeche, un pequeño pueblo conocido por una tradición que ha cruzado fronteras. Aquí, los sombreros no se fabrican en fábricas, se tejen a mano dentro de cuevas.
Estas cuevas no son un detalle estético, son parte fundamental del proceso. El clima fresco y húmedo del interior permite que la palma jipi-japa se mantenga flexible, evitando que se quiebre durante el tejido. La técnica, que pasa de generación en generación, es considerada una de las más finas del país.

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El sombrero jipi-japa campechano compite en calidad con los famosos Panamá, pero con identidad propia. Hay modelos sencillos para uso diario y otros tan finos que pueden tardar semanas en terminarse, dependiendo del grosor del tejido. Cada pieza lleva horas de trabajo, concentración y una precisión que solo da la experiencia.

Visitar Bécal es una buena forma de entender de dónde viene este ícono mexicano. Varios artesanos abren las puertas de sus talleres y cuevas para mostrar el proceso desde cero, desde el remojo de la palma hasta el moldeado final. Además, se pueden adquirir sombreros directamente del creador, sin intermediarios.
El sombrero jipi-japa de Bécal no es solo un producto: es una tradición viva, una muestra de identidad regional y una de las joyas del patrimonio artesanal de Campeche.