El gobierno estadounidense anunció hoy un incremento en los gravámenes aplicados a productos provenientes de China, elevándolos al 125%, en medio de crecientes tensiones comerciales entre ambas potencias.
La medida, descrita como una respuesta a lo que califican como prácticas desleales, contrasta con una pausa temporal en la imposición de aranceles a otros socios comerciales.
El anuncio se produce horas después de que la Organización Mundial del Comercio (OMC) advirtiera que el conflicto bilateral podría reducir el intercambio comercial entre las dos economías en un 80%. En una sesión del organismo, representantes chinos acusaron a EE.UU. de socavar las normas multilaterales con sus medidas.
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Por su parte, autoridades estadounidenses reiteraron su postura de responder con firmeza a lo que consideran falta de reciprocidad en los términos comerciales.
En paralelo, se confirmó una suspensión de 90 días en la aplicación de aranceles adicionales para decenas de países que, según fuentes oficiales, han mostrado disposición a negociar. Esta decisión busca, según explicaron, reducir temporalmente la carga impositiva en un 10% para esas naciones.
Mientras tanto, China aseguró que cuenta con “medidas suficientes” para defender sus intereses y mantuvo su crítica hacia las acciones unilaterales de Washington. Analistas anticipan que la escalada podría prolongarse si no se alcanza un entendimiento en las próximas semanas.
