El 31 de diciembre de 2024, Campeche se llenó de color y alegría para despedir un año que estuvo lleno de experiencias y dar la bienvenida al 2025 con esperanza y prosperidad. En toda la entidad, desde la capital hasta las pequeñas comunidades, se vivió una vibrante mezcla de tradiciones que reflejan el espíritu comunitario y la riqueza cultural de sus habitantes.
Preparativos festivos
Los días previos al 31 fueron de intensos preparativos. Las familias campechanas se volcaron en la cocina, el corazón del hogar, donde se prepararon los platillos más representativos de la gastronomía local. En las mesas festivas, los más tradicionales fueron la cochinita pibil, el pavo en escabeche, la pierna de cerdo asada, y la barbacoa cocida en horno de tierra. Los tamales, rellenos de carne o frijoles y envueltos en hojas de maíz, también fueron un platillo infaltable. Para los postres, el pastel de chocolate, el flan napolitano y los buñuelos con miel endulzaron la noche. Además, no podía faltar el ritual de comer doce uvas a la medianoche, pidiendo un deseo por cada mes del nuevo año.
Tradición en la vestimenta
La vestimenta también fue un elemento clave en las festividades. Muchos campechanos optaron por estrenar ropa en colores brillantes, buscando atraer buena suerte y prosperidad. Otros, más tradicionales, eligieron vestirse de blanco, símbolo de pureza y renovación, con la esperanza de comenzar el 2025 con una “pizarra limpia”.
Rituales y bailes
Uno de los momentos más esperados en la ciudad fue el tradicional bailongo en el malecón, donde cientos de campechanos se reunieron a disfrutar de la música de La Auténtica Santanera de Gildardo Zárate. Desde las 9 de la noche, el malecón a la altura de Moch Couoh se convirtió en el epicentro de la celebración, con jóvenes y adultos bailando y disfrutando hasta las primeras horas del nuevo año.
En contraste, en diversas colonias y comunidades del estado, la espera de la medianoche estuvo marcada por el ritual de la quema del año viejo. El “viejón”, un muñeco de trapo que simboliza todo lo negativo del año que termina, fue quemado en hogueras, alejando las malas energías y dando paso a un nuevo comienzo lleno de esperanza.
Explosiones de júbilo
En algunos municipios, como Escárcega y Candelaria, la celebración fue más ruidosa. Con el propósito de hacer sentir la llegada del nuevo año con más energía, algunos habitantes detonaron armas de fuego al aire. Aunque menos común y realizado con precaución, esta práctica reflejó la emoción y el entusiasmo por recibir el 2025.
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El brindis de medianoche
Como marca la tradición, a las 12 en punto, las familias alzaron sus copas para realizar el brindis de medianoche. Fue un momento de reflexión, agradecimiento y deseos mutuos de felicidad, salud y prosperidad para el nuevo año. Con las copas levantadas, los campechanos agradecieron por todo lo vivido en 2024, tanto lo bueno como lo malo, y compartieron sus metas y sueños para el 2025.
Reflexión y esperanza
Más allá de la música, los rituales y los festines culinarios, el Año Nuevo en Campeche se vivió como un tiempo de reflexión y agradecimiento. Fue un momento para dejar atrás lo viejo, renovar los lazos familiares y comunitarios, y recibir con el corazón lleno de esperanza las oportunidades del nuevo ciclo.
La celebración del Año Nuevo en Campeche, con sus rituales únicos y su hospitalidad, reflejó una vez más la fortaleza de su gente y el amor por sus tradiciones. Cada detalle, desde los platillos hasta los bailes y las explosiones de júbilo, contribuyó a una noche inolvidable que marcó un nuevo comienzo lleno de promesas para todos.