Opinión

El vino en lata

El mundo de los cocteles en lata que tanto creció en la pandemia hizo que muchas bodegas de vino tomaran este tipo de contenedor como una opción más en la oferta de sus productos. En el año 2019 empezamos a ver este tipo de oferta en el mercado, algo que llego para quedarse.  Se sustituye la clásica botella de vidrio por una lata de aluminio generalmente de 330 mililitros y 237 mililitros.

En mi opinión todas estas opciones son válidas para llegar a mercados jóvenes con planteamientos creativos y prácticos donde la calidad de elaboración es tan importante como el “look” del producto. Te invito a que des un vistazo a las nuevas latas de vino mexicano. Los nombres y los diseños son geniales.    Me viene a la mente las latas de Cava Quintanilla, bodega de Sal Luis Potosí, que se llama laberinto.  Una lata color blanco, con el diseño de un espiral que evoca un laberinto en color verde.  Las latas de Rosadito, un diseño vintage, psicodélico de color rosa pastel en varios tonos muy llamativa, o las de Bodega De Cote de Querétaro que se llaman El Mexican Standoff con unas latas tipo época de los cowboys.

Creo que hay momentos muy específicos para este producto que atiende a la simplicidad, practicidad y accesibilidad de un mercado y un momento que no requiere tanto protocolo.  Son fáciles de abrir, no se requiere de un descorchador, ni de saber descorchar.  Son fáciles de transportar.  Ocupan poco espacio.  Los mililitros del contenido equivalen a una copa y media por persona, una dosis perfectamente normal para una ingesta consciente.   No necesitas una copa para poderlo beber. Se enfrían rápidamente.  Se reciclan mejor que el vidrio. Al ser individuales cada quien puede beber lo que le plazca, ya sea blanco, rosado o tinto y dentro de ello distintas uvas perfiles aromáticos y gustativos con lo cual se vuelve una experiencia personalizada. Son buenas opciones para espacios donde no debes usar cristalería como albercas, jacuzzi, playas, asoleaderos, jardines, espacios de picnic, un spa al aire libre, conciertos, estadios deportivos.

Enlatar vino no es cualquier cosa, se necesita el equipo y la tecnología específicos para ello. Las bodegas tradicionales no están preparadas para ello ya que la línea de producción es completamente diferente.

La vida de anaquel de un vino en lata es algo que se debe tomar mucho en cuenta ya que hay una dosificación de bióxido de carbono obligada para su conservación y generar presión interna.

El reto es que sea un buen vino, agradable al paladar, aromático, muy bien hecho, a costo accesible y que la presión de bióxido de carbono que es el conservador más importante no dañe la calidad aromática y gustativa.

Hay que aprender a convivir con la innovación y la sustentabilidad, hoy cada vez más necesaria para acceder a mercados más jóvenes si se quiere seguir vigente y creciendo.

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