¡Hecho histórico! Tiburón gigante devorado por otro depredador
Un equipo de investigadores en Estados Unidos ha descubierto el primer caso conocido de un tiburón cailón (Lamna nasus) que fue devorado por un depredador aún más grande. Este hallazgo, que ha generado asombro en la comunidad científica, fue publicado en la revista Frontiers in Marine Science. La autora principal del estudio, Brooke Anderson, ex estudiante de posgrado de la Universidad Estatal de Arizona, destacó que este es el “primer evento documentado de depredación de un tiburón cailón en cualquier parte del mundo”. La víctima, una hembra preñada de 2.2 metros de largo, convierte este caso en un misterio digno de una novela policiaca.
La historia de este “crimen marino” comenzó entre 2020 y 2022, cuando Anderson y su equipo capturaron varios tiburones cailón como parte de un estudio sobre sus hábitos de migración. Los tiburones fueron equipados con etiquetas satelitales “PSAT” que transmitían información sobre su ubicación, temperatura y profundidad. Todo parecía transcurrir con normalidad hasta que, 158 días después de su liberación, la etiqueta de una de las hembras preñadas comenzó a transmitir datos inusuales desde las aguas de las Bermudas.
El 24 de marzo de 2021, la etiqueta registró un cambio brusco en la temperatura y la profundidad, sugiriendo que el tiburón había sido devorado por un depredador mayor. La temperatura se mantuvo constante en 22 grados y la profundidad osciló entre los 150 y 600 metros durante cuatro días, hasta que la etiqueta fue excretada por el depredador y comenzó a transmitir nuevamente.
Los científicos han identificado dos posibles culpables: el tiburón blanco (Carcharodon carcharias) y el marrajo de aleta corta (Isurus oxyrhinchus), ambos depredadores lo suficientemente grandes como para haber atacado a la cailón preñada. Sin embargo, la probabilidad más alta recae sobre el tiburón blanco, conocido por incluir en su dieta a grandes presas como ballenas y delfines. Según Anderson, este evento subraya la complejidad de las interacciones entre los grandes depredadores, revelando que la cadena alimenticia en el océano es más intrincada de lo que se pensaba.