Ecosur ha confirmado que la muerte de miles de abejas en Hopelchén y Campeche a finales de enero fue causada por la aplicación de insecticidas en zonas aledañas. El incidente ha tenido un impacto considerable en la apicultura local, con pérdidas económicas que superan los dos millones de pesos.
22 apiarios y 516 colmenas se vieron afectadas por la intoxicación, lo que equivale a 3.630 días de empleo rural perdidos. El equipo de Ecosur que investigó el caso, compuesto por Jaime González Tolentino, Erick Vides Borrell y Rémy Vandam, visitó las zonas afectadas y recolectó muestras de abejas muertas para su análisis.
Las abejas muertas se encontraron principalmente fuera de las colmenas, en el suelo y en los techos de las cajas. Las abejas vivas presentaban síntomas de intoxicación por insecticidas.
Parcelas agrícolas cercanas a los apiarios donde se aplican insecticidas fueron identificadas como posibles fuentes de la intoxicación. El equipo de Ecosur observó dos parcelas en particular: una sembrada con maíz y otra con sorgo. Los apicultores reportaron haber visto una fumigación terrestre con un tractor en la parcela de sorgo el día de la intoxicación.
Análisis de laboratorio están en curso para determinar el insecticida específico responsable de la muerte de las abejas, así como la parcela exacta donde se aplicó. Se considera altamente probable que la fuente de la intoxicación se encuentre cerca del centro del área afectada.
Este incidente pone de relieve la necesidad de regular el uso de insecticidas para proteger a las abejas y otros polinizadores, que son esenciales para la agricultura y el ecosistema.